La humildad delante de Dios nos ayuda a la confianza, pues humildad es conocimiento de sí mismo; y ¿quién que se conozca a sí mismo, puede esperar algo de sí?...... Loco sería si no lo esperase todo de Dios.
La humildad llena de paz nuestro trato con los hombres; con ella no hay discusión, no hay envidia, no hay ofensa posible...., ¿quién pude ofender a la misma nada? Fuente: San Rafael Arnaiz.
Pero qué difícil conseguirla: extraña naturaleza la del hombre, que cuánto menos debe enaltecerse, cuánto más callado debe estar su orgullo, más le puede la desesperación por no conseguirlo.
Dios quiera, nos dé paz y tranquilidad de espíritu.
Siempre los escritos de Hno. Rafael han llevado luz a mi vida consagrada y me animaron a buscar lo esencial, a "Sólo Dios", en medio de mi realidad cotidiana. Dios los bendiga... Hasta cada Eucaristía... Hno. Augusto
Mas que verdadero. Si me veo como realmente soy me vuelvo humilde.
ResponderBorrarGracias por los aportes.
Un saludo en Cristo y María
Pero qué difícil conseguirla: extraña naturaleza la del hombre, que cuánto menos debe enaltecerse, cuánto más callado debe estar su orgullo, más le puede la desesperación por no conseguirlo.
ResponderBorrarDios quiera, nos dé paz y tranquilidad de espíritu.
Siempre los escritos de Hno. Rafael han llevado luz a mi vida consagrada y me animaron a buscar lo esencial, a "Sólo Dios", en medio de mi realidad cotidiana.
ResponderBorrarDios los bendiga... Hasta cada Eucaristía...
Hno. Augusto
http://www.augusto-poemascompartidos.blogspot.com