Es tan consolado sentirse hijitos de Dios. Santa Isabel de la Trinidad

 

"Tengo para mí que los Santos son almas que se pierden en Aquel a quien aman, sin volver los ojos a sí mismas, sin dirigir la mirada a la criatura, hasta tal punto que pueden decir con San Pablo: Ya no soy quien vive en mí ( Galat 2, 20)

Para llegar a esta transformación, no cabe duda que hay que inmolarse. Pero usted ama el sacrificio, porque ama al Crucificado.  Ponga sus ojos en Él. Apóyese en Él, hágale entrega de su corazón, dígale que no quiere más que amarle. Que Él lo haga todo en usted, porque es usted demasiado pequeña. ¡Es tan consolado sentirse hijitos de Dios, dejarse llevar de continuo en sus brazos, descansar en su amor!"

Santa Isabel de la Trinidad. Carta 81. 14 de septiembre de 1903.

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