"Y desde que el indio Juan
Diego hablara de la dulce Señora del Tepeyac, Tú, Madre de Guadalupe, entras de
modo determinante en la vida cristiana del pueblo de México. No menor ha sido
tu presencia en otras partes, donde tus hijos te invocan con tiernos nombres,
como Nuestra Señora de la Altagracia, de la Aparecida, de Luján y tantos otros
no menos entrañables, para no hacer una lista interminable, con los que en cada
nación y aun en cada zona los pueblos latinoamericanos te expresan su devoción
más profunda y Tú les proteges en su peregrinar de fe. "
San Juan Pablo II, 27 de enero de
1979, Homilía en el Santuario de Ntra Sra de Guadalupe.
Comentarios
Publicar un comentario