El encuentro con la Inmaculada. Por San Maximiliano Kolbe
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"Imaginen lo felices que seremos, cuando en el lecho de muerte, podamos afirmar con toda sinceridad: “Oh Inmaculada, por tu misericordia te consagré mi vida, por ti trabajé, por ti sufrí y ahora muero por ti. ¡Yo soy tuyo! ¡Qué paz, qué serena alegría llenará nuestro corazón con la esperanza de verla pronto! ¡Cómo será nuestro encuentro en el paraíso!"
Fuente; San Maximiliano Kolbe. Carta desde Zakopane del 3 de enero de 1927 a los hermanos que habían tomado el hábito.
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