La “inquietud” pesa sobre el espíritu, sobre el corazón, sobre toda alma. Envenena la existencia. Tengas lo que tengas que hacer, sean cuales sean tus responsabilidades materiales o espirituales, no enmarañes tu alma, y no permitas jamás que la inquietud te turbe.
Fuente: Por un cartujo. Las puertas del silencio.
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