En la solemnidad de la Santísima
Virgen María, Madre de Dios, celebrada en la Basílica de San Pedro, Juan Pablo
II elevó un ruego: «Dios te salve María, Tú la que has creído, bendita seas. El
Evangelista dijo de ti: `María guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su
corazón'. Tú eres la memoria de la Iglesia y la Iglesia aprende de ti, María
que ser madre significa ser una memoria viva, es decir, guardar y meditar en el
corazón las experiencias gozosas, dolorosas y gloriosas». Las experiencias de
su Hijo, y las que ella vivió como Madre a su lado, siempre las recordó y
meditó en su corazón. Desde entonces ella ha sido y sigue siendo la memoria de
la Iglesia.
De acuerdo con las palabras de Su
Santidad, María es la memoria de la Iglesia. En su vida tuvieron lugar, entre
otras cosas, la Anunciación, la Presentación de Jesús en el templo y el
Hallazgo de Jesús entre los doctores. Si el Evangelio nos dice que ella todo lo
guardaba y meditaba en su corazón, eso significa que ella componía su oración
con estos acontecimientos. Es como si ella rezara su rosario, un rosario sin
cuentas, volviendo siempre a lo importante en la vida de su Hijo y en su propia
vida. María no podía olvidar el primer acontecimiento de gran importancia en su
vida, que fue La Anunciación, ni tampoco los demás acontecimientos gozosos, ni
aquellos que se relacionaran con la Pasión y la Resurrección de su Hijo. Y esa
fue su oración.
Si rezas el Rosario oras como
María, eres como una imagen de la Madre de Dios. La imitas en guardar y meditar
los misterios del Hijo y de la Madre. Ella es la memoria de la Iglesia, nuestra
memoria sobre aquellos acontecimientos que deben ser para nosotros algo vivo.
Al meditarlos entras en contacto con esos misterios, y así se convierten en
canales de gracia para ti. Enamorarse del Rosario significa enamorarse del
Evangelio, enamorarse también de María y de todas las cosas que ella guardaba y
meditaba en su corazón, aquellas que fueron el contenido de su vida.
Fuente: P. Tadeusz Dajczer. Meditaciones sobre la fe. Algunas cuestiones de teología espiritual. Capitulo 5. El Rosario de María. México.Librería Parroquial de Clavería. 1992.
Comentarios
Publicar un comentario