El Ángel Custodio nos acompaña
siempre como testigo de mayor excepción. El será quien, en tu juicio
particular, recordará las delicadezas que hayas tenido con Nuestro Señor, a lo
largo de tu vida. Más: cuando te sientas perdido por las terribles acusaciones
del enemigo, tu Ángel presentará aquellas corazonadas íntimas —quizá olvidadas
por ti mismo—, aquellas muestras de amor que hayas dedicado a Dios Padre, a
Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo.
Por eso, no olvides nunca a tu
Custodio, y ese Príncipe del Cielo no te abandonará ahora, ni en el momento
decisivo.
Fuente; San Josemaría Escrivá. Surco. Pto 693.
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