Le confieso todas mis travesuras; le pido perdón por ellas y me abandono entre sus manos para que haga de mí lo quiera. Y ese Rey lleno de bondad y de misericordia, lejos de castigarme, me abraza con amor, me hace comer a su mesa, me sirve con sus propias manos, me entrega las llaves de sus tesoros y me trata en todo como si yo fuera su favorito; conversa y se goza conmigo de mil y mil maneras, sin recordarme el perdón ni despojarme de mis viejos hábitos. Por más que le pido que me haga según su corazón, me veo cada día más débil y más miserable, y sin embargo mimado por Dios.
Un alma depende tanto más de la gracia cuanto a más alta perfección aspira; y necesita tanto la ayuda de Dios, que sin él no puede hacer nada.
La confianza que tenemos en Dios lo honra eb gran manera y nos obtiene grandes gracias.
Fuente: Extraído de : Fray Lorenzo de la Resurrección, Vida y Pensamientos. Se trata de un humilde hermano lego carmelita (1640), paso gran parte de su vida en una comunidad en París donde desempeñó labores muy humildes. Sin formación académica escribió pequeños libros llenos de doctrina sobre la presencia de Dios.
Fuente: Extraído de : Fray Lorenzo de la Resurrección, Vida y Pensamientos. Se trata de un humilde hermano lego carmelita (1640), paso gran parte de su vida en una comunidad en París donde desempeñó labores muy humildes. Sin formación académica escribió pequeños libros llenos de doctrina sobre la presencia de Dios.
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