Cuantas veces respira mi
pecho, cuantas veces late mi corazón, cuantas veces pulsa la sangre en mi
cuerpo, esa cantidad por mil, es el número de veces que deseo glorificar Tu
misericordia, oh Santísima Trinidad.
Deseo transformarme toda
en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor. Que este más grande atributo de Dios, es
decir Su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que
mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las
apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a
ayudarla.
Ayúdame a que mis oídos
sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no
sea indiferente a sus penas y gemidos.
Ayúdame, oh Señor, a que mi
lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos
sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.
Ayúdame, oh Señor, a que
mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer
sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más
penosas.
Ayúdame a que mis pies
sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo,
dominando mi propia fatiga y mi cansancio.
Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.
Ayúdame, oh Señor, a que
mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi
prójimo. A nadie le rehusaré mi
corazón. Seré sincera incluso con
aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerrare en el
misericordiosísimo Corazón de Jesús.
Soportaré mis propios sufrimientos en silencio. Que tu misericordia, oh Señor mío, repose
dentro de mí.
Tú Mismo me mandas
ejercitar los tres grados de la misericordia.
El primero: la obra de misericordia, de cualquier tipo que sea. El segundo: la palabra de misericordia; si no
puedo llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con mis palabras. El tercero: la oración. Si no puedo mostrar misericordia por medio de
obras o palabras, siempre puedo mostrarla por medio de la oración. Mi oración llega hasta donde físicamente no
puedo llegar.
Oh Jesús mío, transfórmame
en Ti, porque Tú puedes hacer todo.
Fuente: Diario de Sor Faustina. Ejercicio General,Punto 163.
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