Querido hermano: Aprende de Cristo la manera de amarle. Aprende amarle tiernamente con todo el corazón, discretamente con toda el alma, reciamente con todas las fuerzas. Ámale tiernamente para evitar seducciones, discretamente para precaver engaños, reciamente para superar abatimientos, de lo contrario te verías apartado del amor de Dios y atraído por la vanidad del mundo y los placeres sensuales. En lugar de tan bajos deleites, sea Cristo Sabiduría quien te endulce para que puedas resistir las sugestiones del espíritu del error y la mentira. Sea Cristo Verdad, quien te ilumine para no dejarte desalentar por las contrariedades. Sea Cristo, Poder de Dios, que te reconforte.
Afirma San Basilio que nos sentimos unidos por lazos de afecto y obligación con las personas que nos han hecho algún favor. Y ¿quién nos ha colmado tanto como Dios, de bienes y favores? "Por eso- añade el Santo- siento un inefable amor de Dios, más fácil de percibir que de expresar". Ya que el Señor ha sembrado en nosotros las semillas de las virtudes exige también, sin duda, su fructificación. Por consiguiente, que la caridad de Cristo inflame tu celo, su sabiduría te lo ilumine, su firmeza te lo consolide. Sea tu celo ardiente, discreto, indomable, asi ni adolecerá de tibieza, ni le faltará discernimiento. Ama, pues al Señor tu Dios con el rebosante afecto de tu corazón. ámalo con toda la vigilante discreción de tu alma o entendimiento. Ámalo, además con todas las fuerzas, hasta perder el miedo a la muerte por su amor. Que nuestro Señor Jesucristo embriague de suave ternura tu afectividad, y así te ahuyente los dulces incentivos de la vida carnal, venciendo un deleite con otro deleite. Pero que al mismo tiempo sea Cristo luz elemental para tu entendimiento y norte para tu corazón, con lo que lograrás no sólo prevenirte contra las trampas engañosas de los herejes y defender tu fe de sus ardides, sino también evitar cautelosamente un celo excesivo e indiscreto en el trato con los demás.
Fuente: Beato Juan Soreth, Las horas del Carmelo, 24 de julio, en: El año del Señor. Según los santo del Carmelo. Burgos, Monte Carmelo, 1997.489.
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