No seremos santos sino en la medida en que vivamos la vida de Cristo. Por Royo Marín op.

No seremos santos sino en la medida en que vivamos la vida de Cristo o, quizá mejor, en la medida en que Cristo viva su vida en nosotros. El proceso de la santificación es un proceso de cristificación. El cristiano tiene que convertirse en otro Cristo: christianus, altar Christus. Solamente cuando con toda exactitud y verdad podamos repetir el «ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal. 2,20) podremos estar seguros de haber alcanzado la cumbre de la perfección cristiana.
Fuente;Antonio Royo Marín, Teología de la perfección cristiana. Madrid, BAC, 1962, p 49

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