Humildad es una sumisión... Por Fray Juan de los Angeles

Humildad es una sumisión o sujeción a Dios y a los hombres por Dios, y un encogimiento en el alma, que no la deja pestañear en el divino acatamiento, ni quitar los ojos un punto de su nada. Para alcanzar esta joya tan preciosa son menester oraciones, lágrimas y gemidos con perseverancia; porque si todo don perfecto y dádiva bonísima viene de arriba de aquel Padre de las lumbres, ¿quién sino Él podrá darte tan gran tesoro, tan preciosa dádiva y don tan perfecto como la humildad. Preguntado un santo de  aquellos de yermo (desierto) cómo se podría alcanzar la perfecta humildad respondió: "Si cada uno se ocupa solamente de sus obras y no de las ajenas".  Alcanzase también con la consideración  de la majestad y grandeza de Dios. Por lo cual, recogidas en una todas tus fuerzas espirituales, diligente y piadosamente mira qué Dios tienes. ¡Qué tan poderoso! ¡Qué tan sabio! ¡Y qué tan bueno! Todo esto podrás ver en sus criaturas, en las cuales resplandecen estos divinos atributos con mucha claridad; digo que lo verás si te adiestra la humildad, que por faltar a los sabios del mundo se quedaron sin este conocimiento, oscurecidos sus entendimientos y llenos de tinieblas , de errores y desatinos. El apóstol san Pablo dice que, porque en la sabiduría de Dios no conoció por sabiduría a Dios el mundo, quiso Dios y tomó por gusto de salvar los fieles por la locura de la predicación de Cristo crucificado.

Fuente: Fray Juan Ángeles, Conquista del Reino de los cielos. Cap V.

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