Adquiere la inocencia, sé como
esas ovejas inocentes, que si se les quita la lana no dicen ni una palabra. No
vayas de un lugar a otro diciendo: "Aquí o allá encontraré a Dios".
Dios ha dicho: Yo lleno el cielo, Yo lleno la tierra (Jr 23,24). Y de nuevo: Si
pasaras a través del agua, Yo estoy contigo (Is 43,2). Y: Los ríos no te
sumergirán (Is 43,2). Debes saber, hijo mío, que Dios vive dentro de ti, para
que permanezcas en su ley y en sus mandamientos. El ladrón estaba en la cruz y
entró en el paraíso. Judas, en cambio, era uno de los apóstoles y traicionó a
su Señor. Rajab yacía en la prostitución y fue contada entre los santos; Eva,
en cambio, en el paraíso fue engañada. Job sobre la basura fue comparado a su
Señor, Adán en el paraíso se desvió del precepto. Los ángeles estaban en el
cielo y fueron precipitados al abismo; Elías y Henoc fueron conducidos al reino
de los cielos. En todo lugar, por tanto, busquen a Dios, busquen en todo tiempo
su fuerza (1 Cro 16,11; Sal 104,4). Búsquenlo como Abraham que obedeció a Dios,
ofreció en sacrificio a su hijo y por esto fue llamado "mi amigo".
Búsquenlo como José, que luchó contra la impureza hasta reinar sobre sus
enemigos. Búsquenlo como Moisés, que siguió a su Señor; él lo constituyó
legislador y le hizo conocer su imagen. Lo buscó Daniel y (Dios) le dio a
conocer grandes misterios y lo salvó de las fauces de los leones. Lo buscaron
los tres santos y lo encontraron en el horno ardiente. Job se refugió en él, y
él le curó sus heridas. Lo buscó Susana, y (Dios) la salvó de las manos de los
impíos. Lo buscó Judit, y lo encontró en la carpa de Holofernes. Todos estos lo
buscaron, y él los salvó, y también salvó a los otros.
Fuente: San Pacomio. Catequesis a propósito de
un monje rencoroso.
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