A
tal extremo, oh Cristo, mi Dios, te humillaste, para cargarme a mi, oveja
descarriada, sobre tus hombros y apacentarme en verdes praderas y nutrirme con
las aguas de la sana doctrina por medio de tus pastores, los cuales,
apacentados por ti, apacientan a su vez a tu eximia y elegida grey.
Fuente: http://www.mercaba.org/TESORO/san_juan_damasceno.htm
Declaración de la fe/ Liturgia de las horas.
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