Dios tiende con su Hijo un puente, que une entre sí tierra y cielo. Por Santa Catalina de Siena.

Mas, queriendo yo remediar tantos males vuestros, os he dado el puente de mi Hijo, para que no os ahoguéis al pasar el río, que es el mar tempestuoso de esta vida tenebrosa.
Considera cuánto me debe la criatura y cuán ignorante es cuando, a pesar de todo, quiere ahogarse y no aprovechar el remedio que le he dado.
Mira la grandeza de este puente, mi unigénito Hijo, que llega del cielo a la tierra. Mediante Él se ha rehecho el camino interrumpido, a fin de que lleguéis a la vida y atraveséis la amargura del mundo. Partiendo de la tierra solamente, no se podía hacer este puente con la dimensión suficiente para pasar el río y daros la vida eterna. Porque la naturaleza del hombre no es suficiente para satisfacer la culpa y quitar el pecado de Adán. Convenía, pues, unirla con la excelsitud de mi naturaleza, Eterna Divinidad, para que pudiese satisfacer por todo el género humano, y así la naturaleza humana sufriese la pena, y la naturaleza divina, unida con la humana, aceptase el sacrificio de mi Hijo, ofrecido a mí por vosotros, para quitaros la muerte y daros la vida. De esta suerte, la Alteza se humilló hasta la tierra de vuestra humanidad, y, unida la una a la otra, se hizo el puente y se recompuso el camino.

Fuente: El Diálogo, Santa Catalina de Siena.

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