Para estar con Dios. Por Fray Lorenzo de la Resurección (Carmelita)

Para estar con Dios no es necesario pasarse todo el día en la Iglesia; podemos convertir nuestro corazón en un oratorio al cual retirarnos de tanto en tanto para conversar con Él tranquilamente, humildemente, amorosamente, Todos somos capaces de tener estos momentos de intimidad con Dios, unos más y otros menos: Él sabe bien lo que puede cada uno.
Acostúmbrese poco a poco a adorarlo de ese modo, a pedirle su gracia, a ofrecerle de vez en cuando el corazón a lo largo del día, en medio de sus labores, en todo momento si usted puede.
Basta con una simple elevación del corazón. Un simple recuerdo de Dios, un acto de adoración interior....
Dios no nos pide grandes cosas: un simple recuerdo de vez en cuando, un acto de adoración, pedirle alguna vez su gracia, ofrecer unas veces nuestros sufrimientos, otras darle gracias.
Que poco a poco se acostumbre a este insignificante pero santo ejercicio. Parece una cosa intrascendente, y nada hay más fácil que reiterar una y otra vez a lo largo del día estos actos de adoración interior.
Para amar, hay que conocer. Para conocer a Dios hay que pensar en él con frecuencia. Y cuando lleguemos a amarle, pensaremos en Él con más frecuencia, pues nuestro corazón estará donde esté nuestro tesoro (Mt 6,21) Pensemos en Él con frecuencia, pensemos mucho en Él.
No necesitamos gritar muy fuerte: está más cerca de nosotros de lo que pensamos.
Estas oraciones por breves que sean son muy agradables a Dios.
¿Cómo estar con Él, sino pensando en Él con frecuencia? ¿Y cómo pensar en Él con frecuencia sino gracias a una sana costumbre que es preciso crearse?

Fuente; Extraído de : Fray Lorenzo de la Resurrección, Vida y Pensamientos. Se trata de un humilde hermano lego carmelita (1640), paso gran parte de su vida en una comunidad en París donde desempeñó labores muy humildes. Sin formación académica escribió pequeños libros llenos de doctrina sobre la presencia de Dios.

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