La Humildad. Por Angela de Foligno


¿Y dónde, oh hijos míos, una criatura puede hallar paz y descanso sino en Aquél que es la paz suprema, el descanso la pacificación y la suprema serenidad de las almas? A El ninguna alma puede llegar si no está fundada en la humildad, sin la cual todas las virtudes, que podrían hacernos correr hacia Dios, nos parecen y son de veras una nada.

La humildad del. corazón, que el Dios-Hombre quiso que aprendiéramos de El, es como una luz vivificante y clara, por medio de la cual la inteligencia del alma se abre para conocer la propia nada y bajeza, y a la vez la inmensidad de la bondad de Dios. Y cuanto más un alma conozca la grandeza de esa bondad, tanto más avanzará en el conocimiento de sí misma. Y cuanto más conozca y descubra su nada, tanto más se elevará en el conocimiento y en la alabanza de la inefable bondad de Dios, que ella comprende tan nítidamente a través de la humildad. De ahí comienzan a nacer las virtudes.

Comentarios

  1. Me encanta esta santa. Gracias por recordar éstas palabras suyas. Saludos en Xto Jesús

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