El alma dichosa. Por Beatriz de Nazareth

El alma dichosa todavía tiene otro modo de amar más elevado, que le proporciona no poco trabajo interior. Consiste en que trascendiendo su humanidad es introducida en el amor, y que trascendiendo todo sentir y razonar humano, toda actividad de nuestro corazón, es introducida, sólo por el amor eterno, en la eternidad del amor, en la sabiduría incomprensible y en la altura silenciosa y profundidad abismal de la divinidad, la cual es todo en todo, siempre incognoscible y más allá de todo, inmutable, la cual es todo, puede todo, abarca todo y obra todopoderosamente.
En este estado el alma dichosa se ve tan delicadamente sumergida en el amor y tan intensamente introducida en el anhelo, que su corazón está fuera de sí e interiormente inquieto. Su alma se derrama y derrite de amor. Su espíritu es todo él anhelo. Todas sus potencias la empujan en una misma dirección: ansía gozar del amor. Lo reclama con insistencia a Dios. Lo busca apasionadamente en Dios. Esta sola cosa anhela sin poder remediarlo. Pues el amor ya no la deja reposar ni descansar ni estar en paz.
El amor la levanta y la derriba. El amor de pronto la acaricia y en otro momento la atormenta. El amor le da muerte y le devuelve la vida, da salud y vuelve a herir. La vuelve loca y luego de nuevo sensata. Obrando así, el amor eleva el alma a un estado superior. De esta manera el alma ha subido - en lo más alto de su espíritu - por encima del tiempo a la eternidad. Por encima de los regalos del amor ha sido elevada a la eternidad del mismo amor, donde no hay tiempo. Está por encima de los modos humanos de amar, por encima de su propia naturaleza humana, en el anhelo de estar ahí arriba.


Fuente: Beatriz de Nazareth. El séptimo grado de amor, en. Siete modos de amor.

Comentarios

  1. Está por encima de los modos humanos de amar, por encima de su propia naturaleza humana, en el anhelo de estar ahí arriba.
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    Dios hizo al hombre para que lo amara como hombre con amor humano, el ser humano es ser originariamente santo. Amar por encima de nuestra naturaleza a Dios, no es posible, porque Dios simplemente no lo ha hecho así, ahora bien, si lo utilizamos como forma de expresión de una locura de amor, lo entiendo, pero no de otra manera.
    Un abrazo
    Sor.Cecilia

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  2. Querida Hna;
    pienso que lo de amar a Dios con un modo que es superior a nuestra naturaleza se aplica en cuanto a que el Señor nos da su Amor y con ese mismo Amor lo amamos que, es amor divino. Eso lo explica muy bien San Juan de la Cruz.

    Gracias hna por su cercanía.

    Un abrazo fuerte,

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