Nada se recomienda tanto.... San Rafael Kalinowski.

Nada se recomienda tanto en la Sagrada Escritura como una vida perfecta y santa y un total y puntual cumplimiento de nuestras obligaciones.
Dios es Nuestro Señor, en el Antiguo Testamento, invitando a su pueblo a ser santo, les decía: "Sed santos, porque Yo soy santo santo", "Sancti estote, quoniam ego sanctus sum" (Lev 11,44)
Nuestro Señor Jesucristo, dado por el Eterno Padre para ser nuestro instructor, maestro y guía, confirmó y corroboró este llamamiento, al mandarnos tener presente como modelo a imitar, a la santidad misma, a su Eterno Padre "Estote perfecti, sicuti et Pater vester coelestis perfectus est" "Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto" (Mt 5, 48)
Y, ¿qué es lo que se necesita para ser santo, para ser perfecto? La respuesta nos la dan los Doctores de la Iglesia, conocedores de las necesidades del alma, los maestros de la vida espiritual.
"Si quieres ser santo, perfecto, cumple fielmente tus deberes".
Guardad, por tanto, esos preceptos, guardadlos firmemente en vuestro corazón, llevadlos colgados a vuestro cuello. Cuando camineis, que ellos acompañen todos vuestro pasos, que ellos os protejan durante el sueño; tenedlos siempre en vuestra mente y ante vuestros ojos despertaros" (Prov 6, 21-23)
Preguntándole un joven ermitaño a un Padre del desierto, qué libros le hacían progresar en el camino de la perfección, le respondió éste: "Yo sólo conozco dos libros: el Evangelio, que leo cada mañana, y el segundo, la Regla, que leo por la noche. El primero me enseña qué tengo que hacer para llegar a ser discípulo de Nuestro Señor Jesucristo; el segundo, qué tengo que hacer para llegar a ser un buen monje, con eso me basta"

Fuente: En: Vida y semblanza de Rafael Kalinowski

Comentarios

  1. "Si quieres ser santo, perfecto, cumple fielmente tus deberes".

    Gracias, Dichosa Ventura.

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  2. Y la conciencia siempre sabe cual es su deber...basta detenerse un momento para escuchar su voz clara. Gracias por los aportes del blog.
    Un saludo invocando a Cristo.

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  3. El diágolo que nos acaba de presentar me recuerda que en el lecho de la muerte , en Alba de Tormés , Sta. teresa de Ávila les decía a las monjas, que para ser santas no necesitaban más que seguir las constituciones. Y si las leemos, la de cualquier orden, nos daremos cuenta que están totalmente impregnadas del evangelio. En aquellos tiempos, hay que decir , no era fácil que una bíblia cayera en manos de una monja, quizás por ello con las constituciones, les sobraban.
    Con ternura.
    Sor.Cecilia

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