Únete al Dios vivo y personal. Poca cosa es el hecho de que te complazcas en la idea de Dios; el alimentarte de ideas “sobre Dios”, o “a propósito” de Dios. Las palabras que Lo revelan, Lo velan. Toda curiosidad de ciencia, incluso sagrada, espesa el “velo”, e impide al alma encontrar al Bien-Amado. Durante mucho tiempo, en el silencio interior, el más profundo posible, atráelo a ti por la violencia del deseo. Con la mirada fija en la Bondad de Dios, di como Sta. Catalina de Siena: “Yo quiero”. Él también quiere. Él vendrá no en las nomenclaturas, los esquemas o los silogismos; vendrá en una luz ardiente, sin imágenes, sin contornos, pero radiante.
Fuente: Dom Esteban Chevevière. El eremitorio.
Fuente: Dom Esteban Chevevière. El eremitorio.
Muy bien. Consulte al P. Fray Justo O.P. ...le guiara por el sendero que usted demuestra buscar. Bendiciones.
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