El invocar ininterrumpidamente a
Jesús con un deseo lleno de dulzura y alegría, es la causa por la que el cielo
del corazón está lleno de alegría y de calma, lo que sigue a la atención suma.
Pero la causa de la suma purificación del corazón es Jesucristo, Hijo de Dios y
Dios, causa y artífice de todos los bienes. Yo-nos dice- soy el que hace la paz
(Is 45, 7.)
El alma beneficiada que ha
recibido toda dulzura de Jesús, llena de exultación y de amor, devuelve a su
benefactor lo recibido con alabanzas, agradeciendo e invocando con gran dulzura
en el alma, a Aquel que le dio la paz, viendo espiritualmente dentro de sí
mismo a Aquel que deshace las fantasías de los espíritus malignos.
Fuente: El presbítero
Hesíquio." A Teódulo. Discurso para las eminencias máximas. Útil para la
salvación del alma, a propósito de la sobriedad y la virtud. Referido a las así
denominadas confutación e invocación". En Filocalia. Buenos Aires. Edición
Lumen. 2oo2. Vol II. P. 248-249.
Si, SU NOMBRE SANTO Y SAGRADO nos ayuda a acercarnos a ÉL,nos llena de ÉL...y es una muy buena PRACTICA invocarle mucho...LA PREGARIA DEL CORAZON nos lleva de su mano a su ROSTRO...Y A SU CORAZÓN.
ResponderBorrarUN ABRAZO DESDE ESE CORAZON UNICO, DICHOSA VENTURA
Carmen
concienciaprimordial.blogspot.com