El amor es una exaltación tranquila de la voluntad que se une a lo que desea y que goza de ello por adelantado. Y ha de observarse que amar no es tener: para amar, el alejamiento, la privación y la búsqueda incierta son favorables. Los grandes amantes de la poesía y de la historia han estado, la más de las veces, separados y no se comunicaban sino por el deseo. Cosa que hace que entre en la composición del amor un poco de sufrimiento. Y, todavía, si se posee en amor, se quiere ir más lejos en la posesión, se sufre de no poseer más. Pero en el amor hay también una alegría, un goce, como si ya se dispusiera de lo que se desea. Razón por lo cual no se puede hacer nada sin amar, ni siquiera aprender una lección, iniciar una investigación, reformar un Estado, trabajar un campo, salvar una civilización, educar a un niño. Para hacer es menester, desde el comienzo, encontrarse en el término, poseer el porvenir que no existe. Si se trabaja un campo, es necesario gozar ya de ese campo como si se hubiera terminado de trabajarlo. Si se educa a un niño, es necesario referirse al fin y ver en él al hombre futuro.
Fuente: Jean Guitton. Aprender a vivir y a pensar. Buenos Aires. Goncourt. 1968. p 110
Fuente: Jean Guitton. Aprender a vivir y a pensar. Buenos Aires. Goncourt. 1968. p 110
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