Debemos seguir con la vista fija en Él, lo mismo estando entre santos que entre pecadores... Nosotros no somos nada; nada valemos, ni nada servimos cuando estamos distraídos y no hacemos caso del Señor. No perdamos, pues, el tiempo, y si con un pequeño sacrificio, con una oración o con un acto de amor, agradamos al Señor, entonces podemos decir, que por lo menos hemos servido para algo, que es para darle a Él mayor gloria. Esa debe ser nuestra única ocupación y nuestro único deseo.
Fuente: San Rafael Arnaiz. Carta del 23 de julio de 1934 a su tía María, Duquesa de Maqueda.
Comentarios
Publicar un comentario