Cargar con la cruz. Por San Juan de la Cruz

¡Oh quien pudiera aquí ahora dar a entender y a ejercitar y gustar qué cosa sea este consejo que nos da aquí nuestro Salvador de negarnos a nosotros mismos, para que vieran los espirituales cuán diferente es el modo que este camino deben llevar del que muchos de ellos piensan! Que entienden que basta cualquiera manera de retiramiento y reformación en las cosas; y otros se contentan con en alguna manera ejercitarse en las virtudes y continuar la oración y seguir la mortificación, mas no llegan a la desnudez y pobreza, o enajenación o pureza espiritual, que todo es una, que aquí nos aconseja el Señor; porque todavía antes andan a cebar y vestir su naturaleza de consolaciones y sentimientos espirituales que adesnudarla y negarla en eso y en esotro por Dios, que piensan que basta negarla en lo del mundo, y no aniquinarla y purificarla en la propiedad espiritual. De donde les nace que ofreciéndoseles algo de esto sólido y perfecto, que es la aniquilación de toda suavidad en Dios, en sequedad, en sinsabor, en trabajo (lo cual es la cruz pura espiritual y desnudez de espíritu pobre de Cristo) huyen de ello como de la muerte, y sólo andan en buscar dulzuras y comunicaciones sabrosas en Dios. Y esto no es la negación de sí mismo y desnudez de espíritu, sino golosina de espíritu. En lo cual, espiritualmente se hacen enemigos de la cruz de Cristo, porque el verdadero espíritu antes busca lo desabrido en Dios que lo sabroso, y más se inclina al padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que a poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces comunicaciones, sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a sí mismo, y esotro, por ventura, buscarse a sí mismo en Dios, lo cual es harto contrario al amor. Porque buscarse a sí en Dios es buscar los regalos y recreaciones de Dios; mas buscar a Dios en sí es no sólo querer carecer de eso y de esotro por Dios, sino a inclinarse a escoger por Cristo lo más desabriso, ahora de Dios, ahora del mundo; esto es amor de Dios.
¡Oh quién pudiese dar a entender hasta donde quiere nuestro Señor que llegue esta negación! Ella, cierto, ha de ser como una muerte y aniquilación temporal y natural y espiritual en todo, en la estimación de la voluntad, en la cual se halla toda negación. Y esto es lo que aquí quiso decir nuestro Salvador (Jn.12,25) cuando dice: El que quiera salvar su alma, ese la perderá, es a saber: el que quisiere poseer algo o buscarlo para sí, ése la perderá, y el que perdieré su alma por mí, ése la ganará, es a saber: el que renunciare por Cristo todo lo que puede apetecer y gustar escogiendo lo que más se parece a la cruz, lo cual el mismo Señor por San Juan lo llama aborrecer su alma, ése la ganara.

Fuente; San Juan de la Cruz. Subida 2,7,5-6.



Comentarios

  1. Yo tambien estoy leyendo a San Francisco e Sales, es un Gran Santo!

    Te doy muchas gracias por este blog, estoy maravillada con la proliferación de páginas de mística que estan naciendo por todos lados, doy gloria especial a Dios por esta bendición en nuestra corrompida red virtual.

    Sos franciscano?
    Paz y bien.

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  2. No soy franciscano, ya que soy mujer, pero tampoco franciscana.
    Te agradezco por tu comentario.

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