Santos Pedro y Pablo, Apóstoles
El Señor ha reconocido en Pedro
el intendente fiel al cual ha confiado las llaves del Reino, y en Pablo a un
maestro cualificado a quien ha dado el encargo de enseñar a la Iglesia. Para
permitir encontrar la salvación a los que han sido formados por Pablo, era
necesario, para su descanso, que Pedro los acogiera. Cuando Pablo predicando
habrá abierto los corazones, Pedro abre a las almas el Reino de los cielos. Es
pues algo semejante a una llave lo que Pablo ha recibido de Cristo, la llave
del conocimiento que permite abrir a los corazones endurecidos, la fe hasta lo
más profundo de ellos mismos; seguidamente, en una revelación espiritual, hace
que lo que estaba escondido en el interior se vea iluminado por la gran luz del
día. Se trata de una llave que deja escapar de la conciencia la confesión del
pecado y en la que se encierra para siempre la gracia del misterio del
Salvador.
San Máximo de Turín. Sermón CC 1;
PL 57.
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