"Por nosotros mismos no somos más
que nada y pecado, pero Él, Él es el solo Santo, y Él habita en nosotros con el
objeto de salvarnos, para purificarnos, para transformarnos en Él. ¿Se acuerda
de este hermoso reto del Apóstol: “¿Quién me apartará de la caridad de Cristo?
“¡Ay! Es que Pablo había sondeado el Corazón de su Maestro, sabía qué tesoros de
misericordia estaban encerrados en él, y en el impulso de su confianza
exclamaba: 'Me glorío en mis debilidades, porque cuando soy débil la fuerza de
Jesucristo habita en mí".
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