Hacer el bien a los demás es una caridad desinteresada. Por el P. Lawrence G. Lovasik

Nada hay más precioso en este mundo que un alma en gracia, porque ha sido comprada con la preciosa sangre de Cristo. Una vida entera gastada en rescatar a una sola alma de la ruina espiritual es una vida bien aprovechada. Si las circunstancias no te permiten tratar a muchas almas, entrégate a las pocas que la amorosa Providencia haya puesto a tu lado.

Hacer el bien a los demás es una caridad desinteresada. Compartir sus necesidades físicas y materiales, aliviar su penuria, mitigar su tristeza y ser un instrumento que brinde ayuda espiritual a su alma es una caridad a imagen de la de Cristo y contribuye a la salud de la Iglesia, su Cuerpo Místico.

En el mundo de hoy existe, junto a la miseria corporal, mucha miseria espiritual: una fe que agoniza, una esperanza hecha pedazos, un amor destrozado, la duda, el error, la pasión y el pecado. No dejes que tu caridad ignore tanta miseria.

P. Lawrence G. Lovasik. En: El poder oculto de la amabilidad. Rialp.