Santo Tomás Moro y la audiencia con el rey del cielo. Por el P- Lawrence G. Lovasik

 

22 DE JUNIO, MEMORIA DE SANTO TOMÁS MORO

Santo Tomás Moro, canciller de Inglaterra, tenía veinticinco años cuando se planteó seriamente entrar en religión. «El mundo», escribió, «está hecho de un amor falso y de falsas lisonjas, de odio y de disputas, y de todo cuanto satisface a la carne y el demonio». Imitaba las penitencias de los cartujos, rezaba el Oficio Divino y los salmos penitenciales y asistía a misa a diario. Esta práctica la conservó siempre, y con tanta devoción que, en una ocasión, el rey Enrique VIII lo mandó llamar en medio de la misa y él se negó a moverse de allí antes de que concluyera, pese a que le advirtieron de la urgencia del mensaje. El santo le hizo llegar esta respuesta al rey: «En cuanto acabe mi audiencia con el rey del cielo, obedeceré gustoso los deseos de mi rey de la tierra».

En: El libro de la Eucaristía. Del P. Lawrence G. Lovasik.

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