"Pero hay un reloj escondido
que, por fin, "dará la hora oportuna". Aquel día caerán los proyectos
y los planes de los torpes. Aquel día, sí, aquel día, confiados en la
Misericordia de Dios, seremos, nuevamente, testigos de sus obras y del
cumplimiento de sus promesas, aunque estén todas las iglesias cerradas.
Es la importancia de las
"hora". No dudemos ni nos dejemos someter por ninguna suerte de
impaciencia: la hora nunca es lejana. Por que ha de llegar y llega. Y cuando
llegue todo lo que haya precedido apenas parecerá el suspiro de un segundo de
reloj"
Fray Alberto Justo, OP. En su
libro "¿Quién como Dios?"
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