¿Quién no
echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita
sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no
presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede
desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?
Ningún
hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre
es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se
lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida,
como si
fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna
persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
porque me
encuentro unido a toda la humanidad;
por eso,
nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.
Fuente: John
Donne
Muy buena reflexion
ResponderBorrar