3 de febrero/ Memoria de San Blas
Oh glorioso San Blas, que con vuestro martirio habéis dejado
a la Iglesia un ilustre testimonio de la fe, alcanzadnos la gracia de conservar
este divino don, y de defender sin respetos humanos, de palabra y con las
obras, la verdad de la misma fe, hoy tan combatida y ultrajada.
Vos que milagrosamente salvasteis a un niño que iba a morir desgraciadamente
del mal de garganta, concedednos vuestro poderoso patrocinio en semejantes
enfermedades; y sobre todo obtenedme la gracia de la mortificación cristiana,
guardando fielmente los preceptos de la Iglesia, que tanto nos preservan de
ofender a Dios. Así sea.
Fuente: Devocionario católico.
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