Dios compartió la pobreza de la humanidad. Por Fulton Sheen

Cuando el divino Niño fue llevado al templo por María, la ley de la consagración del primogénito fue observada en todos sus detalles, ya que la dedicación de este Niño al Padre era absoluta y lo conduciría hasta la cruz.
Encontramos aquí otro ejemplo de cómo Dios en su forma humana compartió la pobreza de la humanidad. Las ofrendas tradicionales para la purificación eran un cordero y una tórtola si los padres eran ricos, y dos tórtolas o dos palomas si los padres eran pobres. Así, la madre que trajo al mundo al Cordero de Dios no tuvo ningún cordero que ofrecer... salvo el Cordero de Dios.

Fulton J. Sheen. Vida de Cristo, cap. 2.