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Martes Santo/ Las negaciones de Pedro |
"Ahora bien, la generosidad
impetuosa de Pedro no lo libra de los peligros vinculados a la debilidad
humana. Por lo demás, es lo que también nosotros podemos reconocer basándonos
en nuestra vida. Pedro siguió a Jesús con entusiasmo, superó la prueba de la
fe, abandonándose a él. Sin embargo, llega el momento en que también él cede al
miedo y cae: traiciona al Maestro (cf. Mc 14, 66-72). La escuela de la fe no es
una marcha triunfal, sino un camino salpicado de sufrimientos y de amor, de
pruebas y de fidelidad que hay que renovar todos los días. Pedro, que había
prometido fidelidad absoluta, experimenta la amargura y la humillación de haber
negado a Cristo; el jactancioso aprende, a costa suya, la humildad. También
Pedro tiene que aprender que es débil y necesita perdón. Cuando finalmente se
le cae la máscara y entiende la verdad de su corazón débil de pecador creyente,
estalla en un llanto de arrepentimiento liberador. Tras este llanto ya está
preparado para su misión".
Fuente: Benedicto XVI. Audiencia general. Miércoles 24 de mayo de 2006.
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