"No ocupes
tu corazón ni
lo enredes en
cosa alguna que no conduce a tu propósito. Vela con sumo cuidado sobre
la guarda de tu corazón. En ello te va la salvación. Por eso, nada salga de tu
corazón ni entre en él
a no ser
que antes hayas
discernido atentamente si viene de Dios y lleva a Él. Ama a Dios y búscalo
intensamente. Poséelo a Él solo
en tu corazón, enciérralo
dentro de ti
recogiendo tus sentidos y
unificando tus potencias.
Sumerge tus pensamientos y
enciérralos en la llaga del costado de Cristo. Y tú entra en ella, permanece
allí quieto ya coge con amor al que desea descansar en ti."
Fuente; Juan Justo Lanspergio. Manual del asceta cristiano. Sobre la pureza del corazón.