La caridad es más que lo necesario para vivir. Por Madeleine Delbrél

La caridad es más que lo necesario para existir,
más que lo necesario para vivir,
más que lo necesario para actuar.
La caridad es nuestra vida haciéndose vida eterna.
Cuando olvidamos la caridad, olvidamos nuestra vida.
Un acto sin caridad es una muerte súbita,
un acto de caridad es la resurrección inmediata.
No puedes fabricar la caridad: la recibes.
La caridad imperfecta
es un don recibido de manera incompleta;
la caridad perfecta
es un don recibido de manera completa.
La caridad es tan gratuita como necesaria.
No la ganas como un concurso.
La ganas deseándola, pidiéndola,
recibiéndola y transmitiéndola.
La caridad no se aprende, se la va conociendo poco a poco, al ir conociendo a Cristo.
Es la fe de Cristo la que nos hace capaces de caridad;
 es la vida de Cristo la que nos revela la caridad; 
es la vida de Cristo la que nos enseña cómo desear, pedir y recibir la caridad.
Es el Espíritu de Cristo el que nos hace vivir de la caridad,
actuar por caridad,
fecundos de caridad.
Todo puede servir a la caridad.

Sin ella todo es estéril, y en primer lugar nosotros mismos.

Fuente: Delbrel, Madeleine, La alegría de creer, Bilbao, Sal Terrae, 1997. pp 89-90.

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