"Feliz es aquél que tiene amor por Dios, porque lleva a Dios en su interior. El hombre en quien hay amor está con Dios, por sobre todas las cosas. Quien tiene amor en sí mismo no teme. No se disgusta con nadie, ni se enaltece por encima de nadie. No calumnia a ninguno, ni presta oídos al calumniador. No compite con nadie ni es celoso, ni se alegra de la desventaja de otro, ni condena al que cae, sino que simpatiza con él y lo ayuda. No desdeña a su hermano que ha caído en necesidad, en cambio, le auxilia y está listo a morir por él. Quien tenga amor cumple la voluntad de Dios."
Fuente: San Efrén el Sirio. Cartas Morales.