La felicidad es un corazón puro. Por San Nectario de Egina

¡Cuán equivocados están aquellos que buscan felicidad afuera de ellos mismos, en tierras extranjeras y viajes, en riquezas y gloria, en grandes posesiones y placeres, en diversiones y en cosas vanas, que tienen un final amargo! Es lo mismo edificar la torre de la felicidad por afuera de nosotros mismos, como lo es construir una casa en un lugar que constantemente es sacudido por terremotos. La felicidad se encuentra dentro de nosotros mismos, y bienaventurado es el hombre que ha comprendido esto. La felicidad es un corazón puro, pues tal corazón se convierte en el trono de Dios. Así dice Cristo de los que tienen un corazón puro: “Habitaré en ellos y caminaré en ellos, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo.” (2 Cor 6, 16) ¿Qué podrá faltarles? ¡Nada, nada en absoluto! Pues ellos poseen el más grande bien en sus corazones: ¡Dios mismo!
Fuente: San Nectario de Egina. Camino a la Felicidad. 1

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