![]() |
10 de agosto, día de San Lorenzo Mártir |
Cuando san Lorenzo vio que
llevaban al obispo Sixto al martirio, se puso a llorar. No fue el sufrimiento
de su obispo lo que le hizo derramar lágrimas sino el hecho de que fuera al
martirio sin él. Por eso lo interpeló con estas palabras: «¿Dónde vas, Pedro,
sin tu hijo? ¿Hacia dónde te apresurar a ir sin tu diácono? ¡Tú tenías la
costumbre de jamás ofrecer el sacrificio sin ministro!... Da, pues, prueba de
que has escogido a un buen diácono: aquél a quien has encomendado el ministerio
de la sangre del Señor, aquél con quien compartes los sacramentos ¿rechazarás
comulgar con él el sacrifico de la sangre?»...
El papa Sixto respondió a
Lorenzo: «No es verdad que me olvido de ti, hijo mío, ni te abandono, sino que
te dejó para que sostengas más grandes combates. Soy viejo y no puedo sostener
más que una ligera lucha, pero tú eres joven y te queda mantener un triunfo
mucho más grande y glorioso contra el tirano. Muy pronto vendrás, seca tus
lágrimas. Dentro de tres días, tú me seguirás...»
Tres días después Lorenzo fue
arrestado. Se le pide que traiga los bienes y los tesoros de la Iglesia. Y
promete obedecer. Al día siguiente lleva consigo a los pobres. Le preguntan
dónde están los tesoros que debía llevarles. Les enseña los pobres diciendo:
«Aquí tenéis los tesoros de la Iglesia. ¿Qué mejores tesoros tendría Cristo
sino aquellos de quien dijo: 'Lo que hagáis a uno de estos pequeños, me lo
hacéis a mí'?» (Mt 25,40). Lorenzo mostró estos tesoros y venció porque el
perseguidor no tenía ningún deseo de quitárselos. Pero, furioso, lo hizo quemar
vivo.
Fuente: San Ambrosio de Milán, De los Oficios de los ministros I,84
; II,28 ; PL 16,84.
Comentarios
Publicar un comentario