Dame, Señor, que cuando el alba bella
el cielo azul de blancas nubes orne,
tu cruz yo abrace, y me deleite en ella,
y con su ilustre púrpura me adorne;
y cuando la más linda y clara estrella
a dar su nueva luz al aire torne,
mi alma halle al árbol de la vida,
y a ti,su fruto saludable, asida.
Y cuando el sol por la sublime cumbre
en medio esté de su veloz carrera,
la santa luz con su divina
más ardiente que el sol, mi pecho hiera;
y al tiempo que la noche más se encumbre
con negras plumas en la cuarta esfera,
yo a los pies de tu cruz, devoto y sabio,
tus llagas bese con humilde labio.
Cuando el sueño de los ojos importante
los cierre, allí tu cruz se me presente,
y cuando a la vigilia me levante,
ella tu dulce cruz me represente:
cuando me vista,vista el rutilante
ornato de tu cruz resplandeciente,
y moje, cuando coma en tu costado
el primero y el último bocado.
Fuente: Diego de Hojeda, La
Cristíada (Fragmentos) en: Mercedes
Roffé. La literatura religiosa española e hispanoamericana. Buenos Aires,
Losada,1991.161-162
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