Hablar de corazón a corazón con Dios. Por San Vicente de Paul

En la oración escuchamos los deseos de Dios, nos perfeccionamos, tomamos fuerzas para resistir a las tentaciones y nos robustecemos en nuestra vocación; finalmente, allí es donde nuestra alma tiene la dicha de poder hablar de corazón a corazón con Dios. Por el contrario, cuando no hacemos oración, vamos debilitándonos y no sentimos la presencia de Dios durante toda la jornada.(....)
Para ser dignos que el Espíritu Santo venga a nosotros, hemos de tener una gran unión y no ser nada más que un sólo corazón (Hech. 4,32) principalmente entre nosotros, para representar mejor la unión que el Espíritu Santo tiene con el Padre y con el Hijo, y vaciar todas las potencias de nuestra alma de los efectos desordenados, para que el Espíritu Santo ponga allí su morada y nos llene de sus dones y gracias. Además, es menester que tengamos mucha humildad y paz interior, porque el Dios de paz no habita más que un lugar de paz. Sabremos que lo hemos recibido cuando sintamos en nosotros más amor y generosidad en la adquisición de las virtudes.

Fuente: Doctrina espiritual de San Vicente de Paul, Sevilla, Editorial Apostolado Mariano, p 77. 

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