Así, hijitos, no nos cansemos ni
pensemos que estamos afanándonos mucho tiempo o que estamos haciendo algo
grande. Pues los sufrimientos de la vida presente no pueden compararse con la
gloria separada que nos ser revelada (Rm 8,18). No miremos hacia a través,
hacia el mundo, que hemos renunciado a grandes cosas. Pues incluso todo el
mundo, y no creamos que es muy trivial comparado con el cielo. Aunque fuéramos
dueños de toda la tierra y renunciaremos a toda la tierra, nada sería comparado
con el reino de los cielos. Tal como una persona despreciaría una moneda de
cobre para ganar cien monedas de oro, así es que el dueño de la tierra y
renuncia a ella, da realmente poco y recibe cien veces más (Mt 19,29). Pues, ni
siquiera, toda la tierra equivale el valor del cielo, ciertamente el que
entrega una poca tierra no debe jactarse ni apenarse; lo que abandona es
prácticamente nada, aunque sea un hogar o una suma considerable de dinero de lo
que se separa.
Fuente: San Atanasio. Vida de San Antonio Abad: Sobre las virtudes.
Fuente: San Atanasio. Vida de San Antonio Abad: Sobre las virtudes.
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