El camino es al Cielo. El Cielo es nuestra
amada Verdad. Es la Verdad
que nos fundamenta, nos anima, nos ordena, nos afirma, nos bendice con serena
convicción, y nos resguarda de la inestable opinología, la confusión, y el
desaliento.
Y caminar, perseverar en la fe, requiere de
ánimo de combate. Creemos. Pero la feliz aventura de andar en Cristo, de
practicar la Verdad
revelada, de elegir la Vida
en Dios, más que una espontaneidad o un repentino sentimentalismo, es un
ejercicio, una respuesta, una libre entrega.
Aquel que se presenta como el Camino, la Verdad , y la Vida , es el que nos quiere
atentos, determinados y generosos con su don.
Si un cristiano no vive para el Cielo, no vive
para Dios.
Jesucristo no vino a hacer un mundo mejor,
sino a traernos la posibilidad de la
Vida eterna. Obviamente que si vivimos en Cristo mejoramos el
mundo, como un efecto colateral.
Comulgamos con esta esperanza.
Padre
Gustavo Seivane
El Cielo esperamos. Esta esperanza tiñe
nuestros días, los días que pasan, que nos restan tierra, que nos acercan a lo
definitivo.
Caminamos en Cristo. Y el Señor es a su vez la
meta. Ver su Rostro, entrar en su dominio, en el cara a cara con el que nos ha amado
sacándonos de la nada, y regalándonos una oportunidad: vivir en él para
participar de su misma Vida. La
Vida que ya no muere.
Y así nos lo dice Jesús hoy:
“No se inquieten…En la casa de mi Padre hay
muchas habitaciones”.
Hay agitaciones que no proceden de Dios.
Hay inquietudes que surgen de la debilidad
natural o del directo influjo del maligno.
Afirmarse en Cristo es, entonces, una tarea
espiritual que colabora con la gracia.
Asentarse. Fijarse. Establecerse. Determinarse
en el Señor, supone una renovada, probada, y actualizada fe.
“No se inquieten. Crean. Crean en Dios…”
insiste Jesús.
Se trata de dar el corazón más y más, a
impulsos de amor y renuncia.
“Crean”, dice Jesús.
Crean que por Mí se va a la
Vida. A la nueva Vida. La de las muchas
habitaciones, los muchos modos de permanecer en Dios para siempre. Crean que ya
están entrando en esa dimensión de los resucitados. Crean y la Verdad los hará libres.
Atentos a que nuestros pasos vayan por el
Evangelio. No diseñar entonces una vida paralela a su Palabra, sino más bien
entrar en su Corazón, en el Corazón de Cristo, que nos llama felices si vivimos
lo que nos pide.
Atentos, por eso, a los posibles desvíos, a las
muchas fáciles salidas que nos presenta el espíritu del mundo.
Porque si se anda en Cristo, el alma se irá
haciendo más y más humilde, y gustará de pertenecer al reino de la Luz.
Si se ama a Cristo como la Verdad se apreciará como un
valor la paciencia, y habrá un vislumbre anticipado de esa pampa infinita de
los elegidos, la inconmensurable tierra nueva del amor de Dios que aguarda al
que persevere hasta el fin.
Si transitamos esta peregrina existencia, gustando
los dones de la Vida
de Dios que comenzaran con nuestro bautismo, nuestras aflicciones serán
consoladas con ríos de dulzura santa, ya que Dios ni miente ni defrauda.
Si se camina como cristiano, con hambre y sed
de Dios, la saciedad de la otra dimensión será nuestra corona.
Si la Verdad de Cristo me unge cada día en mis tareas y
ocupaciones, seré misericordioso y obtendré la misericordia final.
Si le dejo a la Gracia que me haga como un
niño, mi corazón será más puro para poder entrar a ver la misma Vida del Señor.
Si trabajo por la paz, como hijo del Dios
verdadero, conoceré insultos, persecuciones, o calumnias, pero la recompensa
será el infinito, la Gloria ,
el cara a cara con el Amor mismo, Origen de todo lo bueno.
Lo cuál sería como introducir una
contradicción en su vida. Un absurdo. Un sin sentido, que sin embargo nos
acecha.
“Pido disculpas a la muerte,
por
haberme reído mientras transcurría”, dice un poeta.
Hay cosas que reclaman seriedad.
Y seria son las decisiones morales, la vida y
la muerte, la respuesta a Dios, y el más allá.
Serio es querer ser santo. Cada uno a su
medida. La entrega a Dios con fidelidad. El darse a Dios en la Iglesia. Crecer en caridad.
Porque en esta época de descontrol,
subjetivismo, insurrección extendida, bullicio, superficialidad,
superproducción de imágenes inconexas; en este tiempo en el cuál una persona
puede pasar del vientre de su madre a la tumba distraído de todo lo esencial y
sin hacerse ninguna pregunta trascendente; en este Eón de ríos de palabras sin
alma, de slogan, clichés, y ruina espiritual… en este tiempo se necesita con
mayor ahínco y determinación afirmar los pasos en Cristo: Camino, Verdad, y
Cielo.
Pero el que nos dice: “tengan sus pensamientos
puestos en las cosas celestiales”, y también, “no se ajusten a este mundo”, hoy
nos alienta:
“Yo voy a prepararles un lugar.
Y cuando haya ido y les haya preparado un
lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo”.
Estimado padre Gustavo: Gracias por su llegar, estuve en un cumpleaños todas mujeres mayores, la conversación fue general, superficial, todas con vidas recorridas, no se toco el tema hijos, matrimonio, ni fe. El acento se puso en "pasarlo bien" distendidas. Todas sin duda a pesar de estar actualizadas en cosas del mundo, tiene sus dolores y sufrimientos secretos.
ResponderBorrarEste espacio que nos ofrece, es un oasis, nos ofrece acercarnos quedarnos en el Amor Hermoso Gracias, que siga bendecido!!!