17 de enero/ Memoria de San Antonio Abad |
Os conjuro desde ahora, queridos
míos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, para que no descuidéis vuestra
salvación, y que esta vida tan corta no os sea causa de desdicha para la vida
eterna; que el cuidado concedido a un cuerpo perecedero no oculte el Reino de
la inefable luz; que el país donde sufrís vuestro destierro no os haga perder,
en el día del juicio, el trono angélico que os está destinado. Sí, hijos, mi
corazón se sorprende y mi alma se espanta: nos hundimos en el agua, estamos
metidos en el placer como gentes ebrias de vino nuevo porque nos dejamos
distraer por nuestros deseos, dejamos reinar en nosotros la voluntad propia y
rechazamos dirigir nuestra mirada al cielo para buscar la gloria celeste y la
obra de los santos y marchar en adelante tras sus huellas
Fuente: San Antonio Abad. Carta Tercera.
Comentarios
Publicar un comentario