La casa se llenó de la fragancia del perfume. Por San Bernardo

 ¿Qué nos dice el Evangelista? La casa se llenó de la fragancia del perfume. Fue derramado por las manos de una pecadora y lo extendió sobre las extremidades del cuerpo de Cristo, sobre sus pies. Y no resultó de tan mala calidad, cuando su exquisita
fragancia se extendió por toda la casa. Si consideramos cómo se perfuma la Iglesia y a cuántos da vida y sólo vida la fragancia de un solo pecador que se convierte, cuando su arrepentimiento es público y perfecto, diríamos también sin dudar y con toda justicia que por este primer aroma la casa se llenó de la fragancia de su perfume. Es más: este perfume penetra la mansión de los bienaventurados, pues la Verdad misma atestigua que los ángeles de Dios sienten gran alegría por un solo pecador que se convierte.
Alegraos, pues, los arrepentidos; cobrad ánimo los desalentados. Os lo digo a vosotros, los que recientemente os habéis vuelto del mundo, alejándoos de vuestros caminos de perversión; los que por ello os sentís sumidos en la amargura por la confusión de vuestra alma compungida, atormentados e inquietos por el intenso dolor de vuestras heridas aún frescas. Derramen vuestras almas serenas la amargura de la mirra en esta unción que os salva, porque un corazón quebrantado y humillado Dios no lo desprecia. Nunca debemos rechazar ni considerar vil un perfume, cuyo aroma suscita la enmienda de los hombres, e invita a los ángeles a que se alegren.

Fuente: San Bernardo. Sermón 10, 9. En: Sermones sobre el Cantar de los Cantares.

Comentarios

  1. Gracias, Señor, concédeme la gracia de ser un perfume de amor, que muchas veces no es fácil ya que sale mas mi amargura que tu perfume, gracias, un feliz y santo día.

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