30 DE MAYO/ MEMORIA DE SANTA
JUANA DE ARCO
Juana contempla a Jesús como el
«rey del cielo y de la tierra». Así, en su estandarte, Juana hizo pintar la
imagen de «Nuestro Señor que sostiene el mundo» (ib., p. 172): icono de su
misión política. La liberación de su pueblo es una obra de justicia humana, que
Juana lleva a cabo en la caridad, por amor a Jesús. El suyo es un hermoso
ejemplo de santidad para los laicos comprometidos en la vida política, sobre
todo en las situaciones más difíciles. La fe es la luz que guía toda elección,
como testimoniará, un siglo más tarde, otro gran santo, el inglés Tomás Moro.
En Jesús Juana contempla también toda la realidad de la Iglesia, tanto la
«Iglesia triunfante» del cielo, como la «Iglesia militante» de la tierra. Según
sus palabras: «De Nuestro Señor y de la Iglesia, me parece que es todo uno»
(ib., p. 166). Esta afirmación, citada en el Catecismo de la Iglesia católica
(n. 795), tiene un carácter realmente heroico en el contexto del Proceso de
condena, frente a sus jueces, hombres de Iglesia, que la persiguieron y la
condenaron. En el amor a Jesús Juana encuentra la fuerza para amar a la Iglesia
hasta el final, incluso en el momento de la condena.
S.S. Benedicto XVI. Audiencia
general. 26 de enero de 2011.
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