Hoy es la Pascua. Por el Cardenal Newman

 

✠ DOMINGO DE PASCUA ✠

"Hoy es la Pascua. Digámonos esto una y otra vez con devoción y gran alegría. Lo mismo que los niños se dicen «esto es la primavera», o «esto es el mar» tratando de captar mejor esas nociones y que no se les escapen; como los que viajan al extranjero y se dicen «esta es esa gran ciudad» o «este es ese edificio famoso», sabiendo que tiene una larga historia de siglos y un poco avergonzados de sí mismos por saber tan pocas cosas acerca de él, así, digámonos «este es el Día de los días, el Día del Rey, el día del Señor». Es el día en que Cristo resucitó de entre los muertos, el día que nos trajo la salvación. Es el día que nos ha hecho más grandes, sin saberlo nosotros. Es el día de nuestro reposo, el verdadero Sabath. Cristo entró en su reposo, nosotros también. Figuradamente nos lleva, a través de la tumba y puerta de la muerte, hasta nuestro lugar de reposo en el seno de Abrahán. Ya hemos tenido suficiente cansancio, tristeza, falta de fuerzas, dolor y remordimiento. Ya hemos tenido bastante de este mundo de tribulación. Ya hemos tenido bastante de su ruido y de su estruendo. El ruido es su mejor música. Pero ahora hay silencio; un silencio que habla. Sabemos lo extraño que resulta el silencio absoluto tras un ruido continuado. Así es nuestra felicidad ahora. Han comenzado los días serenos y calmos; en ellos se oye a Cristo, su voz tranquila y baja, porque el mundo ha callado. Basta con que nos quitemos el mundo, como un ropaje, y estaremos revistiéndonos de Cristo (Ga 3,27). Alejarnos del uno es acercarnos al otro. Llevamos semanas intentando, con la gracia de Dios, despojarnos de los deseos y las necesidades de la tierra. Ojalá ese despojo se convierta en un revestirnos de cosas invisibles e imperecederas. Que crezcamos en gracia y conocimiento de nuestro Señor y Salvador, un tiempo litúrgico tras otro y un año tras otro, hasta que Él nos tome para sí, primero a uno, después a otro, en el orden que a Él plazca, separándonos los unos de los otros durante un tiempo para reunirnos de nuevo para siempre, en el reino de su Padre y nuestro Padre, de su Dios y nuestro Dios".

Cardenal Newman. Sermón “La dificultad en realizar los privilegios sagrados”


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