"Toda la finalidad de la doctrina y de la enseñanza debe ser
puesta en el amor que no acaba. Porque se puede muy bien exponer lo que es
preciso creer, esperar o hacer; pero sobre todo debe resaltarse que el amor de
Nuestro Señor siempre prevalece, a fin de que cada uno comprenda que todo acto
de virtud perfectamente cristiano no tiene otro origen que el amor, ni otro
término que el amor".
Catecismo Romano, Prefacio, 10.
Comentarios
Publicar un comentario