"No anticipes los problemas de esta vida angustiándote, sino más bien con una perfecta esperanza de que Dios, a quien perteneces, te liberará de ellos en el momento oportuno. Él te ha defendido hasta ahora. Simplemente aférrate con fuerza de la mano de su divina providencia y te ayudará en todas las situaciones, y cuando no puedas seguir adelante, él te guiará.
(...) Vive tranquilamente, quita de tu imaginación aquello que la inquieta y dile con frecuencia al Señor: "Tú eres mi Dios y confiaré en ti. Tú me asistirás y serás mi refugio, y así nada temeré; porque no sólo tú estás con él, sino que tú estás en él y él está en ti. ¿Que puede temer un niño, cuando descansa en los brazos de su padre?."
Fuente: Padre Pío. Carta a Erminia Gargani del 23 de abril de 1918.
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