"El corazón enamorado ha de tratar de hacer sus obras con
todo fervor y mucho interés, a fin de aumentar así su caridad, pero si sus
obras son pequeñas tampoco perderá la recompensa, pues también le agradan a
Dios y por ellas también Dios le amará cada vez un poco más, al que las hace.
Así es el amor que Dios tiene a nuestras almas y el deseo
que tiene de que crezcamos en el amor que nosotros le debemos; su divina
suavidad nos convierte todo en bien, todo lo transforma en ventaja para
nosotros; dispone que todas nuestras tareas sean en provecho nuestro, por
pequeñas y humildes que sean".
Fuente; San Francisco de Sales. En:Tratado del Amor de Dios.