"En el último lugar quiso estar Cristo en su casita de Nazaret, y en la tierra el último lugar, que fue morir ajusticiado por nuestro amor. Y bien natural es que, quienes tenemos la dicha inmensa y hemos recibido la gracia incomparable de vivir imitando a Cristo, queramos ese bendito, santo, olvidado y despreciado del mundo, que es el último lugar."
Fuente; Madre Maravillas de Jesús, Ráfagas de luz y amor. Madrid. CC DD, La Aldehuela, 2001. P 30.
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